Economía prepara la mayor reforma de la Bolsa al abrirla a la tecnología ‘blockchain’

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El blockchain, la tecnología más conocida de libro de registro distribuido (DLT), se propone revolucionar la operativa en el mercado. Y el Ministerio de Asuntos Económicos es pionero, al introducirla en la reforma que prepara. Las operaciones sobre acciones que se realicen con esta tecnología no tendrán que pasar por una cámara de contrapartida central. La normativa se adelanta a un reglamento de la UE en tramitación que vaticina la fusión de las actividades de negociación y de todo lo que ocurre después de que se cruce una compraventa: la compensación, la liquidación y el registro. Será el mayor cambio producido en la historia de la Bolsa.

Todo procede de una normativa europea aún en la cocina. Y, en todo caso, será un “régimen piloto”, aunque promete una revolución: los participantes del mercado podrán emplear una base de datos compartida que se sincroniza en tiempo real. Con la tecnología de libro distribuido, no hay nadie que ejerza de sumo pontífice de los datos. Y esto significará acelerar y abaratar todos los procesos de la denominada caja negra de la Bolsa: los procesos de postcontratación.

No es ciencia ficción. En Estados Unidos ya es una realidad: Credit Suisse y el bróker Instinet, de Nomura, ejecutaron el pasado abril operaciones de compraventa de acciones empleando la tecnología blockchain. Así evitaron que estas tuvieran que pasar por la cámara de compensación Depository Trust & Clearing Corporation, que en la práctica es un monopolio, y redujeron el tiempo en el que se produce la firmeza de las operaciones desde los dos días actuales a unas pocas horas. Es un cambio radical, como el que se produjo al pasar del correo tradicional al electrónico, señala un experto.

La normativa obliga ahora a que las actividades de negociación y liquidación se realicen a través de infraestructuras separadas. Por un lado, están los mercados de negociación de acciones, deuda u otros instrumentos financieros, como los derivados. Son plataformas en las que los inversores pactan qué activo venden y a qué precio.

La segunda fase del proceso está en lo que puede denominarse la caja negra del mercado. Es toda la arquitectura que permite canjear las acciones –o la deuda o el instrumento que sea– por efectivo y cambiar su titularidad. En la UE, todas las operaciones pasan por una entidad de contrapartida central (BME Clearing, en España), que se encarga de que el comprador y el vendedor cumplan con las obligaciones pactadas en el mercado. Después, otra entidad –Iberclear– liquida las operaciones y además lleva el registro de los valores: quién es dueño de qué.

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